JUGUETES DE GUERRA Y PURO CUENTO
Estoy viajando junto a mi equipaje, el olvido.
Mi entorno está triste,
Veo la inocencia perdida de los niños que juegan a la guerra.
Preguntan sobre armas de destrucción masiva, nucleares, biológicas.
Y me pregunto si en el mundo actual en que vivo, me siento a gusto.
Llamo a la conciencia a cada individuo,
A seres que aún les queda alma o sentimiento alguno,
Para que me responda, si es o no verdad,
Lo que digo, siento y presiento.
Estamos aprisionados por potencias,
Somos títeres, muñecos, arlequines de sus deseos,
de su ferviente odio.
Somos pulgarcitos, aplastados por un tanque de guerra.
Somos nada más que juguetes de control remoto.
Somos individuos libres?. Me pregunto.
Estoy encarcelada junto a personas que aún aman el planeta.
Veo a Gulliver haciendo de las suyas,
Amistando con titanes, lobos esteparios de maldad,
Viviendo en países democráticos, donde su pueblo tiene voz,
Pero las moles de maldad carecen de oídos.
Sus cimientos no son flexibles,
son de acero, de hierro retorcido,
que nos llevan a la lucha, al enfrentar de hermanos
al quebranto de la vida, al horror de la guerra,
al amanecer convertido en corazones sepultados en cruces de olvido.
Recuerdo a mi madre contándome el cuento de los tres chanchitos,
Que pudieron defenderse de aquel lobo malo.
Y mi alma se inquieta,
Y me suena el vaivén de una campana, que despierta mi sueño,
De niños y mujeres muertos, en este mundo de injusticia y frío.
No tienen defensa pienso, medito y mi alma vuela al abismo.
Sé que no poseo armas y viajo a mundos paralelos
Donde aún existen los cuentos.
Cómo no recordar a Hansel y Gretel
Aquella inocencia atrapada hoy por tiranos,
Brujos de maldad,
Gentes de poder, de hambre desmedida.
Que nos arrastran y aprisionan al hombre en cárceles de tortura,
De pólvora ardiente,
De cohetes de guerra, que amenazan la paz del mundo.
Envenenan el agua y el alma de individuos serenos,
que amamos las estrellas, que pedimos un deseo.
Nada menos que poseer la varita mágica,
de aquel genio que alberga en su sien,
paz para el universo completo.
Espero la noche para dormir en completo silencio,
Hacerme amiga de la luna,
Viajar en cometas,
Contarles a los niños,
Cómo era este planeta.
Y por mas que quiero, no lo consigo.
Veo a Caperucita vestida de rojo,
De sangre inocente,
De hombres perdidos,
De niños que lloran,
Por mero capricho de lobos malos,
Que no tienen en su alma,
Ni el mas remoto control de sus sentidos.
Despierto angustiada,
El stress se apodera de mi corazón, que late de nuevo,
Para pedir al mundo,
Que nos armemos de amor,
Vivir en armonía,
En cuentos de oro que encontraban justicia.
Veo al gato con botas, dando saltos para adquirir jerarquía,
dinero, un buen pasar por la vida.
Y lo veo en los gatos negros,
Arañando al desposeído,
Al hombre que pierde la dignidad, convertido en mendigo.
Apuesto a mi alma y a maestros de la serenidad les pido,
Que me dejen soñar como cuando era niña,
Cuando gozaba de las caricias de mi madre,
Del consejo de la abuela,
Sin pensar en otros señores Pinochos,
Que manejan el planeta,
Mintiendo a diestra y siniestra,
Llevarnos a la guerra,
Aplastarnos,
Envolvernos en luto,
Al planeta celeste.
Dicen que estos hombres, viven allá lejos.
Y hoy no se torna cuento ni leyenda,
Es la realidad que hoy saben todos,
Hasta los niños más dulces, buenos e inocentes.
Una mano amiga me despierta de mi sueño
Y le cuento en el día, esta horrible pesadilla.
No es cuento le digo,
No es leyenda,
No es fábula,
No es ficción ni invención.
Mi anécdota es lo que vive hoy el planeta.
Bebe Riveros XXI